Retomando

En una conversación con mis amigas me di cuenta de lo mucho que he perdido mi capacidad de agradecimiento. Últimamente los problemas del la vida me han convertido en una mujer amargada y sin brillo, y yo no he hecho nada por evitarlo. Solo me quejo y busco lo desagradable y malo de cada momento y situación, olvidando que la vida siempre nos da oportunidades para agradecer y reconocer lo afortunados que somos. He permitido que las situaciones oscuras opaquen mi juicio y ahora que lo pienso, es como si le hubiera puesto a mi corazón un filtro gris y muy opaco (de esos que utilizan en fotografía). Siempre me precie de ser una mujer optimista capaz de valorar las cosas pequeñas y simples y hacer de ellas grandes enseñanzas. Pero ahora solo voy por ahí haciendo mala cara y quejándome por casi todo. De no ser por mi precioso tesoro, hace rato habría pasado la línea del gris al oscuro total...

Afortunadamente aún existen personas a mi alrededor que me soportan y que a pesar de mi amargura me siguen queriendo e insistiendo en que vea lo positivo de las cosas. Aunque aún no se cómo recuperar la fe y mucho menos cómo creer en milagros, tengo que intentar cambiar algo, empezar por hacer algo diferente a ver si la sonrisa vuelve a mi rostro y la alegría a mi corazón. No solo quiero que mis heridas cicatricen, quiero que sanen para poder ser la mejor versión de mi misma y ofrecerle a mi hija y a todos los que me rodean una mejor persona, algo medianamente parecido a lo que solía ser antes de el nefasto 2017...

He decidido empezar por retomar el proyecto felicidad, en este 2018 me propongo buscar a diario algo que me haya hecho feliz, alegre, o por lo menos algo por lo que me sienta agradecida. Iniciar tal vez va a ser fácil, la rutina se ve lejana desde el asiento trasero de mi carro mientras Ed conduce hacia nuestro viaje de vacaciones; vamos a ver hasta cuando logró mantener el impulso y las buenas intenciones 😉.