Enero 17 - Luces, agua, música... y tiempo.
Hoy fue uno de esos días en que la felicidad se estrelló conmigo, no tuve que buscarla ni esforzarme en encontrarla, simplemente estaba ahí, al alcance de mis ojos y para el disfrute de todos mis sentidos.
Hoy llegue temprano a mi clase de tenis, hasta ahora es la segunda, antes de esta semana jamas había intentado pegarle a una bola con una raqueta...:) y me encontre con un espectacuo de fuentes que no veia hace años...
Fue un delicia sentarme durante casi una hora a escuchar la música y contemplar como el agua se mecía caprichosa de un lado a otro sin ninguna pretensión mas que agradar a quien quisiera dedicarle un par de minutos. Los chorritos de agua danzaban juguetones, se encontraban, se alejaban, coqueteaban y se besaban una y otra vez... y yo solo disfrutaba viéndolos con algo de envidia y mucha, mucha admiración. De vez en cuando una suave ráfaga de viento llegaba hasta mi en forma de rocío recordándome que no estaba soñando, que como muchas otras cosas en la vida el que sea hermoso, intenso y fugaz no quiere decir que no sea real...
Y para completar la magia del momento, poco a poco el día se despidió y la fría noche empezó a abrazarme, permitiéndome contemplar los colores que avivaban la danza...
Columnas danzantes siguieron sin cesar, coqueteando, bailando, un paso aquí y otro allá. Se encontraron un instante, un segundo fugaz, imperceptible para muchos pero en el fondo real. Y jamás en el camino se volvieron a cruzar sólo se vieron y en la distancia siempre se recordarán.
Escaparme por un ratito de la rutina y contemplar un espectáculo como este sin afanes, hoy me hizo un poco mas feliz.
Hoy llegue temprano a mi clase de tenis, hasta ahora es la segunda, antes de esta semana jamas había intentado pegarle a una bola con una raqueta...:) y me encontre con un espectacuo de fuentes que no veia hace años...
Fue un delicia sentarme durante casi una hora a escuchar la música y contemplar como el agua se mecía caprichosa de un lado a otro sin ninguna pretensión mas que agradar a quien quisiera dedicarle un par de minutos. Los chorritos de agua danzaban juguetones, se encontraban, se alejaban, coqueteaban y se besaban una y otra vez... y yo solo disfrutaba viéndolos con algo de envidia y mucha, mucha admiración. De vez en cuando una suave ráfaga de viento llegaba hasta mi en forma de rocío recordándome que no estaba soñando, que como muchas otras cosas en la vida el que sea hermoso, intenso y fugaz no quiere decir que no sea real...
Y para completar la magia del momento, poco a poco el día se despidió y la fría noche empezó a abrazarme, permitiéndome contemplar los colores que avivaban la danza...
Columnas danzantes siguieron sin cesar, coqueteando, bailando, un paso aquí y otro allá. Se encontraron un instante, un segundo fugaz, imperceptible para muchos pero en el fondo real. Y jamás en el camino se volvieron a cruzar sólo se vieron y en la distancia siempre se recordarán.
Escaparme por un ratito de la rutina y contemplar un espectáculo como este sin afanes, hoy me hizo un poco mas feliz.
Si recién ves el Proyecto Felicidad en este blog quizás quieras empezar por el Día 1, o tal vez ver el seguimiento del proyecto.
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